Descripción
El silicio es parte de la arquitectura del tejido conectivo, mismo que representa el principal constituyente del organismo, ya que sostiene y cohesiona a otros tejidos dentro de los órganos; sirve de soporte amortiguador a estructuras del organismo, protege y aísla a los órganos unos de otros, sin mencionar que todas las sustancias que se absorben por los epitelios tienen que pasar por este tejido, que es la vía de comunicación entre distintos tejidos, por lo que se le considera la autopista del cuerpo por donde transitan todas las cargas de nutrientes.
No obstante el silicio está presente en el organismo en muy pocas cantidades, por lo que siempre es bueno procurar su consumo mediante los alimentos o la suplementación.
- Es indispensable para la formación de todos los tejidos tanto la epidermis, como los músculos y los huesos, pero sobre todo en los tejidos conectivos como uñas, cabello, cartílagos y tendones, ayudándolos a mantener resistencia y fuerza.
- Es el sostén de todos los tejidos manteniendo la cohesión.
- Fortalece cartílagos y tendones, conservando el soporte amortiguador.
- Es fundamental en la asimilación del calcio, el fósforo, el magnesio y en la síntesis de la vitamina D.
- Estabiliza la tensión arterial.
- Es un potente regenerador celular.
- Equilibra la acidez de la sangre.
- Combate el envejecimiento.
- Disminuye el dolor y la inflamación.
- Acelera la cicatrización de heridas, quemaduras y llagas.
- Ayuda a reducir los niveles de colesterol LDL, también llamado colesterol maligno.
- Protege de enfermedades cardiovasculares, al mejorar venas, vasos y arterias.
- Es indispensable en la síntesis del colágeno.
Su ingesta es muy aconsejable en casos de:
- Artrosis y Artritis
- Osteoporosis
- Hipertensión
- Dolor articular en general
- Envejecimiento prematuro
- Traumatismo y lesiones deportivas
- Práctica de deporte (aficionado y profesional)
- Lesiones musculares
- Problemas cardiovasculares
La deficiencia de silicio puede ocasionar una serie de problemas como:
- Falta de fuerza en tendones, músculos y tegumentos
- Debilidad en huesos y articulaciones propiciando la artritis, la artrosis y un aumento de placas artirioscleróticas.
- Menor elasticidad en la piel propiciando flacidez y envejecimiento.
- Uñas y cabello frágiles y con poca consistencia.
- Importantes alteraciones cardiovasculares.
- Falta de elasticidad en las venas.
- Artritis reumatoide u osteoartritis.
- Lentitud en la cicatrización de quemaduras, heridas y fracturas.